-¿Sota de oro o As de corazones? – preguntó Felitzia.
-As de corazones – respondió rápidamente Enzo.
Colocó la carta en el lugar que le correspondía. Un punto más de apoyo y soporte para ese castillo inmenso y majestuoso que estaban construyendo juntos.
Ambos se sentían muy satisfechos y felices de que estaban pudiendo crear algo fuerte y precioso a partir de piezas muy ligeras y delicadas. Estaba tomando forma. Estaba creciendo. Era maravilloso.
Un domingo lluvioso estaban en casa preparándose para ver una película en la televisión. Previamente, como es costumbre, los canales nos inundan con anuncios publicitarios, momento que siempre se aprovecha para ver que ponían en otros canales. Pero esta vez Enzo dejó el canal al ver un anuncio que le llamó la atención:
“La marca de naipes Sfiducia tiene el placer de presentaros una nueva colección de naipes, más coloridos y estilizados que cualquiera del mercado”.
-Mira, es bonita esa baraja, ¿no? – dijo Enzo señalando a la televisión.
Felitzia le miró extrañada al ver que dejaba el anuncio, respondiéndole que no le veía nada especial a esa baraja, mientras se levantaba a por algo de beber, con tal mala suerte que se chocó con la mesa donde el catillo de naipes estaba. Se tambaleó y casi se derrumba.
Se miraron, miraron al castillo, y tras un suspiro mutuo y sincronizado sonrieron y volvieron a retomar su sesión de cine.
Algún tiempo después, mientras Felitzia y Enzo estaban dedicados en cuerpo y alma a seguir dando forma a su castillo de naipes, sonó el timbre de la puerta:
-¿Quién es? – preguntó Enzo.
-Soy Gelosia. Vengo a traerte el informe que me pediste, ¿llego en buen momento?
Felitzia miró a Enzo como preguntándole que si conocía a esa tal Gelosia, y Enzo, mientras se dirigía a abrir la puerta, asentía con la cabeza y le comentaba que era una compañera de trabajo.
Enzo le abrió la puerta y la invitó a pasar. Al llegar al centro del salón, junto al sofá y a la mesa central, se la presentó a Felitzia.
-Encantada. ¿Te apetece tomar algo, Gelosia? – preguntó ella.
-No, gracias. Sólo vengo a dejarle el informe que me pidió esta mañana. – respondió Gelosia.
Agradeciéndole el haberle traído el informe, Enzo, la acompañó hacia la puerta, con tal mala suerte que, al girarse, Gelisia golpeo sin querer la mesa central con el maletín que llevaba, provocando el tambaleo y la posterior caída de parte del castillo de naipes.
-Lo siento… Perdonadme – dijo Gelosia.
Felitzia y Enzo cruzaron sus miradas, con pena, al ser testigos de cómo se había resquebrajado un poco su castillo.
Si se llega a construir algo, cubrámoslo.
Tengamos la preocupación de asentarlo en algo que no sea inestable, que no se tambalee. De esta forma conseguiremos que no exista desconfianza ni celillos tontos que hagan peligrar la estructura de nuestros castillos de naipes.
Cuesta mucho encontrar. Cuesta mucho diseñar y construir algo fuerte con piezas delicadas e inestables. Luchemos por mantener y por seguir construyendo.
Sencillo, comprometido y de espíritu aventurero. Scout. Veo en la naturaleza el mayor remanso de paz existente, que hay que respetar y proteger. Aficionado a las manualidades y el bricolaje, con alma de deportista, intento superarme día a día y estar en continuo aprendizaje.