Los principios y valores puede que sean los rasgos de una persona más difíciles de mantener, dado que el mundo se encarga de ponerlos a prueba a cada paso.
Creo que es algo evidente que matar es un acto que debería de no realizarse nunca, pero… ¿Y si el que mates evita que te maten? Venga vale, me he ido a una reflexión demasiado profunda para un Lunes. Voy a bajar el listón.
Noticia en España: La ministra de defensa dice que no venderá armas a Arabia Saudí. Todo aparentemente normal hasta aquí, salvo porque esta decisión provocaría que Arabia rompa relaciones con España y dejase de encargarnos barcos. A su vez, el paro aumentaría de golpe y el pueblo pasaría más necesidad. Se abre el dilema (o debería de abrirse) en la mente de todos, y se reflexiona sobre si todo vale con el fin de alcanzar el bienestar social. Pensar, si el fin justifica los medios.
Ahora es Arabia, porque al parecer no respeta los derechos humanos, pero… ¿Vendérselas a otro país sí es correcto?
Y si mañana a ese otro país le apetece atacarnos o atacar a otro, ¿seríamos colaboradores? Me parece que todo esto se convierte en pan para hoy, y guerra para mañana.
Desgraciadamente, y esto es opinión, en este mundo que vivimos las guerras son inevitables, dado que hay personas que no razonan, y que sólo ven la destrucción de su enemigo como la única posibilidad que les haga tener razón. Lo que habría que intentar es ser consecuente con un pensamiento, y tomar parte: Colaborar con la guerra, o mantenernos neutrales. (Entendamos que por neutrales sólo me refiero a que no formamos parte de ningún bando, no que estemos a favor de la misma)
Yo optaría por la segunda, la neutralidad. Pero neutralidad con carácter previo, sin comerciar con elementos que el día de mañana pueden provocar que un país esté en ventaja sobre otro. Y no porque un país respete o no los derechos humanos, sí puedo venderles armas, porque hoy los cumple, pero… ¿Y mañana?
Tendríamos que invertir capital en reconvertir la industria de nuestro país para el presente y el futuro. Ampliar las posibilidades de negocio de las ciudades, y no dejarlas a merced de un único producto o servicio, ya que, si lo hacemos así, después es más difícil ser consecuente con unos principios, porque el mundo sigue poniéndonos difícil el ser de valores fijos.
Posdata: No negaré que yo mismo entro en debate mental con estos temas, y que, aunque parezca que tengo una idea clara, entiendo lo difícil que es gobernar cuando decisiones así están sobre la mesa.
Sencillo, comprometido y de espíritu aventurero. Scout. Veo en la naturaleza el mayor remanso de paz existente, que hay que respetar y proteger. Aficionado a las manualidades y el bricolaje, con alma de deportista, intento superarme día a día y estar en continuo aprendizaje.